martes, 25 de septiembre de 2012

RAZON AMOROSA HUGO CHAVEZ

 



¡Bolivariano…y Chavista!
 CHÁVEZ Y LA CULTURA

En julio 2004, en un acto con intelectuales en el Teresa Carreño, el Presidente Chávez decía refiriéndose a sí mismo: “…cuando uno se pone a mirar el camino, que se puso un poco largo ya y recuerda la vida que ha vivido y con quiénes la ha vivido, uno dice: yo soy producto de un hecho cultural, de una búsqueda, de una angustia incluso; sí, de un barro, de una masa.”
Apenas un mes antes, en mayo 2004, había dicho: “..no hay herramienta en verdad como la cultura para lograr esa recuperación de conciencia, resurrección de pueblos, profundización del quiénes hemos sido, quiénes somos, y quiénes podemos ser…Mi caso es uno, de muchísimos casos…”
Conociéndolo, habiéndolo seguido, ¿Quién puede estar en desacuerdo?
Porque está claro que Hugo Chávez, antes de Chávez, es decir, antes de ser el Chávez que hoy se ha proyectado, era ya un hombre de la cultura. 
Por una parte lo era, considerándolo en el sentido amplio de la cultura como universo material y espiritual de vida, como modo de ser social de un pueblo, de una comunidad, con todo lo que ello implica.
Porque desde joven Chávez supo sumergirse sin reservas en su tiempo y en su lugar, para extraer de allí las pautas y valores que sirvieron de base a su existencia personal.
Pero también lo era en el sentido más acotado de la cultura como expresión del conocimiento y de la creación a través de las artes y la escritura.
También allí se sumergió Chávez a través de su contacto constante con los artistas  e, incluso, mediante el desarrollo de sus propios intentos expresivos.
Y así ha seguido haciéndolo como líder de una Revolución y Jefe de Estado. Sigue siendo esencialmente un hombre de la cultura. No puede, ni le interesa despojarse de ello. Una cosa incluye a la otra. Se corresponden, encajan, como partes de un mismo ser.
De modo que no debe sorprendemos que el Chávez líder, el Chávez Presidente, el Chávez Comandante, le haya sabido dar a esta revolución el carácter de un gran proyecto cultural.
Pues, en definitiva, ¿qué otra cosa es una revolución sino un gran evento del alma colectiva?

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